Beneficios y desafíos

Las áreas protegidas generan múltiples beneficios para nuestra sociedad, tanto para los habitantes de áreas urbanas como los de los territorios rurales donde se asientan. Sin embargo, estos espacios también se enfrentan con desafíos importantes que deben ser gestionados para asegurar que cumplen con los fines para los que fueron creados.

BENEFICIOS

Beneficios ambientales. Las áreas protegidas son herramientas esenciales para combatir dos de las principales crisis de nuestro tiempo: la extinción masiva de especies y el cambio climático. Estos espacios mantienen los hábitats necesarios para prácticamente toda nuestra fauna y flora. También sirven almacenan CO2 en los bosques, los suelos de áreas agrícolas y ganaderas bien cuidadas o en los fondos marinos. Nuestros bosques protegidos son esenciales para la generación y almacenamiento del agua superficial y subterránea, mientras que muchos humedales sirven como auténticas depuradoras naturales y como protección frente a las inundaciones

Beneficios económicos. El personal y las inversiones asociados a la gestión de los espacios protegidos constituyen una de las principales fuentes de empleo en áreas poco pobladas. Del mismo modo, los visitantes a estos espacios generan los principales ingresos en muchos municipios. Los espacios protegidos permiten crear marcas de calidad que aumentan el valor comercial de productos locales provenientes de la ganadería, agricultura, artesanía o pequeña industria. Finalmente, estos espacios permiten que se regulen muchas actividades económicas para que sean más adecuadas y sostenibles en el largo plazo.

Beneficios sociales y culturales. Nuestros espacios protegidos sirven para cuidar, promocionar y recuperar el patrimonio cultural asociado a muchos ambientes rurales. Igualmente son espacios de disfrute y esparcimiento para millones de personas, además de fomentar la investigación científica y la educación sobre nuestro patrimonio natural y cultural.

Beneficios sanitarios. Cada vez existe más evidencias sobre el efecto positivo que los espacios naturales tiene sobre la salud humana, especialmente en personas que viven ambientes urbanos y otras que se están recuperando de enfermedades. El contacto cercano con la naturaleza y el ejercicio físico en ambientes abiertos alejados de las grandes urbes son fuentes importantísimas de bienestar físico y psicológico.

DESAFÍOS

Falta de aprecio por parte de la sociedad. Nuestros espacios protegidos son grandes desconocidos para muchos españoles. La mayoría de la población urbana los desconoce o da por sentados, mientras que buena parte de la población rural los mira con recelo. El resultado es que, a diferencia de otros países, no existe un sentido de orgullo, pertenencia y reconocimiento hacia nuestra vasta red de espacios protegidos. Mientras nos enorgullecemos de nuestra gastronomía, nuestra historia y nuestros deportistas, apenas somos conscientes del riquí­simo patrimonio natural y cultural que se cuida y se hace accesible gracias a estos espacios.

Inversión insuficiente para su adecuada gestión. Como resultado de lo anterior, muchas áreas protegidas carecen del personal y los medios adecuados para su gestión y cuidado. En comparación con otras cuestiones ambientales como la transición energética o la ecología urbana, las administraciones públicas apenas asignan recursos para estos espacios. Del mismo modo, muchos ciudadanos se niegan a pagar por el uso que hacen de ellos, como si fueran áreas que se cuidaran solas. En comparación con las donaciones e inversiones realizadas en cuestiones de arte, cultura y salud son pocas las fundaciones y empresas que deciden donar fondos para la gestión y cuidado de nuestros espacios protegidos.

Burocratización y abuso de políticas restrictivas. La carencia de medios y las reglas internas de las administraciones puede promover un exceso de regulaciones, trámites y trabas administrativas que dificultan que los vecinos y usuarios aprovechen y disfruten algunas áreas protegidas, sin que esto tenga que ver con prevenir daños o impactos concretos y reales.

Debilidad ante intereses externos que violan las normas ambientales. En algunos casos las actividades de intereses económicos poderosos situados en el entorno de los espacios protegidos pueden generar impactos directos sobre el mantenimiento de sus ecosistemas, tal y como sucede con las aguas de Tablas de Daimiel, Doñana o el Mar Menor.

Masificación y sobreuso turístico. Muchos espacios protegidos reciben grandes cantidades de visitantes muy concentradas en el tiempo y el espacio. Esto puede provocar el deterioro tanto de los ambientes naturales como de la experiencia de los propios visitantes. Este problema se complica especialmente cuando el área carece de los recursos humanos y de infraestructura necesarios para facilitar y a la vez ordenar estas visitas.

Incendios catastróficos. Los incendios son parte natural de muchos de nuestros ecosistemas, especialmente en el área mediterránea. Sin embargo la acumulación de biomasa seca por la falta de la acción de los herbívoros, bien sean silvestres o domésticos, provoca que en muchos de nuestros parques y reservas se generen incendios con impactos anormalmente altos, tanto en extensión como en temperatura.

Documentos

Lee documentos seleccionados que nos ayudan a entender la situación e importancia de nuestros espacios protegidos: